domingo, 30 de septiembre de 2012

SOBRE LA FALSA MODESTIA.


Patio de la Facultad de Bellas Artes un miercoles a la tarde, esperando un rato a que se haga la hora de entrar en Pintura. Abro mi carpeta y muestro orgulloso mi proyecto: una moto Vespa de los años '50 pintada a lapiz combinando cyan, magenta y amarillo. Horas de esfuerzo que me dejaron muy satisfecho.

Mis compañeros: ¡Que buena linea tenes! ¡Que bueno que esta, que bien pintado!
Yo: Si, la verdad que esta bueno.
Mis compañeros: Gestos y palabras que mediante la aplicacion de la ironia dieron a entender que soy un agrandado de mierda.

¿Esta mal ser agrandado? Dicen que si. Por mi parte, discrepo con la falsa modestia. No logro entender si se utiliza como intento de generar una imagen de humildad, lo que suele ser un rasgo positivo de las personas; o una estrategia para lograr recibir mas halagos por algo en lo que se es bueno a raiz de la insistencia de quien admira o felicita por algo.

Cuando admiro o felicito a alguien por algo y me responde "no es para tanto", "fue de ojete" o "nada que ver", me detengo a pensar si efectivamente no es para tanto, fue de ojete o estoy felicitandolo por cualquier verdura; o se trata de un chamuyo del halagado en cuestion para simular que se esta sintiendo Gardel.

Me atrevo a definir a la falsa modestia como una rama de la hipocresia que cuenta con el visto bueno de la sociedad. No hay tipo mas honesto que un agrandado, pero el resto del mundo nos golpea comparandonos con galletitas en el te o soretes en kerosene.

No quiero apoyar la soberbia, pero gritemosle al mundo cuando somos buenos en algo.

Salud, contados lectores.

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