lunes, 19 de agosto de 2013

Te pasa por Cholulo.

La visita de Marcos Di Palma al patio de mi escuela causo un completo revuelo, si bien lo veiamos paseando por las calles de Arrecifes muy a menudo, a los ocho años (ocho en mi curso, habia criaturitas de entre seis y once en la Escuela Nacional) nos parecio toda una novedad que se haya tomado la molestia de visitarnos durante el recreo. Y por eso mismo es que todos fuimos corriendo al aula a buscar papel y lapicera para conseguir un autografo. Calculo que aproximadamente seriamos unos doscientos setenta nenes y nenas que mas bien pareciamos parvulos enloqueciendo por la prescencia de un personaje mediatico, a quien en mi caso jamas di importancia, pero igual ese dia llegue a mi casa con cara de culo porque no consegui la firma del simpatico piloto de TC. Aunque a pesar de eso no la pase tan mal como mi compañero Panchito, a quien el piso resbaladizo pillo desprevenido y accidentalmente se dio el marote contra el marco de la puerta del aula. Pocos minutos despues vi sus fideos a medio digerir enchastrando el piso, y llamaron a la mama para que lo fuera a buscar. Panchito paso un par de dias internado, y creo que Marquitos fue a visitarlo al hospital.

jueves, 15 de agosto de 2013

La de la Pila.

Esto me paso a mi, pero esta todo mas que bien si se lo considera ficcion o hacemos de cuenta que le paso a otro. Fue siendo un boludo de catorce años, pero un boludo con sed de descubrir y compartir nuevos conocimientos. Esta vez el area de experimentacion fue el taller de la Escuela Tecnica Numero Uno de Arrecifes, durante una clase a la que, por vago -aunque por entonces confundia ese concepto con el de 'vivo barbaro'- asistia dos veces por semana a rascarme las pelotas durante cuatro horas. La pose elegida para la perdida de tiempo de aquella tarde era la clasica con el culo apoyado en el borde de la mesa, ni mas ni menos que una postura de pseudotirada de facha sin ningun resultado fructifero aparente.

A metro y medio y acomodada de manera similar a la mia pero con una conducta mas apropiada, dado que tambien se rascaba -en su caso la cachucha- pero en consecuencia de haber terminado las actividades pautadas, estaba mi amiga la Lucha. Salvando la obviedad de que el rascarse los genitales se trata en ambos casos mencionados de una figuracion, mi compañera tenia en sus manos una pila alcalina. No recuerdo que hacia yo en ese momento, aclarado que no tenia las manos adentro del calzoncillo, pero lo relevante es que se planteo la incognita acerca de lo que tenia una pila adentro.

Con toda la voluntad del mundo al servicio del mi enriquecimiento cognitivo y el de quienes me rodean, me arme de una sierra y en la mesa del taller nomas arranque con mi investigacion, ni que fuera un arqueologo de lo moderno y ya sabido por todos. ¡Pero que pila de mierda! ¿Para que las hacen con forma de tubo? Me estaba costando un huevo cortarla, pero no olvidemos que el escenario de la cagada era el taller de una escuela tecnica, y recursos habia de sobra, lo que necesitaba era una prensa para sostener la pila y en esa mesa habian como tres atornilladas. Aprete los dos extremos de la pila en la prensa para que quedara bien firme y poder seguir cortando, aunque no fue necesario, la leve incision ya lograda cedio ante la presion y un chorro de acido negro emergio de la pila cual las ilustraciones de los yacimientos petroleros para terminar bañandome el ojo derecho.

Hasta aca ya hice bastante el ridiculo, pero hay mas: Despues de salir corriendo al baño y echarme aguita en el ojo, cayo el profe y me llevo en su auto al hospital. Ahi me hicieron algo que jamas habria sospechado que hicieran: me bañaron el ojo en suero. Mi papa me fue a buscar y me llevo a mi casa para que mi mama se me cague de risa despues del efimero julepe que se pego cuando me vio con el ojo emparchado. Me pase dos dias al pedo en mi casa mirando tele gracias al reposo que se me certifico (al pedo porque andaba lo mas bien), y cuando este se termino me saque el parche para llevarme la mas hilarante y ridicula de las sorpresas en consecuencia de mi travesura: no podia abrir el ojo de la cantidad de lagañas que se me habian formado. Ahi empezo la faena mas complicada, la de sacarlas despacito para no arrancarme todas las pestañas. Antes de terminar ya me habia cansado, y como estaba aburrido fui a la casa de mi amigo el Ñeri a ver que hacia. Me abrio la puerta la hermana, se rio de que andaba todo lagañoso y con quemaduritas alrededor del ojo por el acido y dio lugar a que mi amigo me forree. La anecdota trascendio mas alla de mi escuela, y creo que hoy en dia, siete años despues, se sigue contando. Por lo menos logre prevenir a algun poco probable alumno tan boludo como yo.